Yik Yak, una red social anónima y polémica

El Blog de Amalia López Acera

Pudiera parecer que todo está inventado en el mundo de las redes sociales. Tenemos a Facebook para poder estar conectados con nuestro amigos; Twitter para informarnos y estar al día; LinkedIn para establecer relaciones profesionales; Youtube para publicar vídeos e Instagram para dar rienda suelta a nuestra creatividad fotográfica. ¿Queda espacio para nuevas redes sociales? Desde luego que cada vez es más complicado, pero cada cierto tiempo vemos como surgen nuevas redes que intentan hacerse un hueco ofreciendo algo nuevo  y diferente de la demás en una especie de «vuelta de tuerca».

Una de esas nuevas redes sociales es Yik Yak, una red social que surgió en el ámbito de los campus universitarios de Estados Unidos y que ha tenido un crecimiento espectacular en menos de un año rondando su valor en la actualidad en 350 millones de dólares (no sé muy bien cómo se hacen esos cálculos). Su expansión ha sido muy rápida por Canadá, Australia, Brasil, Francia o Italia, y hace tan sólo unas semanas llegaba a España.

¿Cuál es la clave del éxito de esta red social?

La red fue creada por Tyler Droll y Brooks Buffington que tras terminar sus estudios en la Universidad de Furman querían estar en contacto con gente que se encontrara a su alrededor, y así idearon Yik Yak, una red social basada en la geolocalización para poder compartir, comentar, chatear y publicar sobre intereses comunes.

Una de las peculiaridades de Yik Yak es que se pueden hacer comentarios de forma totalmente anónima, lo que facilita el que se puedan expresar ideas y opiniones de forma libre generando un debate interesante.

Pero es precisamente ese anonimato a la hora de publicar y comentar también su principal desventaja, ya que se ha convertido en muchas ocasiones en un espacio donde pueden proliferar los insultos, acosos y todo tipo de actitudes violentas. Pensemos en las situaciones que se producen en las redes sociales que podríamos considerar «convencionales» donde no se oculta el perfil, que es lo que pasaría en un escenario sin ningún tipo de control.

Es verdad que la aplicación ofrece además de los perfiles anónimos la posibilidad de poner tu foto, tu biografía y agregar tus enlaces a otras redes sociales, es decir, utilizarlo como si fuera una red social tradicional. Pero si los demás no ponen sus perfiles auténticos, ¿qué me motiva a mi a poner el mío? ¿qué puedo sacar de ello?

Yik Yak es considerada por muchos como una plataforma de ciberacoso y existe incluso una petición de recogida de firmas en Change.org pidiendo su cierre la cual lleva más de 84.000 firmas recogidas. De hecho, si vemos en la página web de la aplicación hay apartados específicos para dar respuestas a situaciones como el bullying o avisar sobre caso de suicidios o amenazas.

También cuando te das de alta la propia aplicación te avisa de que si tu contenido o mensajes son denunciados la plataforma te cerrará la cuenta. Incluso antes de publicar la fotos tienen que revisarlas, supongo que ahora tendrán pocas para revisar porque sino, lo veo complicado.

Creo que el planteamiento es bueno si se utilizara de forma responsable ya que facilitaría el debate y la libertad de expresión. Pero no creo (muy a mi pesar) que en esta sociedad estemos todos por esa actitud no sólo en las redes sociales sino también en la vida offline. Hace sólo unos días veíamos como se detenía a varias personas en España por injuriar a un niño enfermo de cáncer a través de Facebook. No quiero ni pensar en una red en la que el anonimato es su proclama.

Pero como no pierdo la esperanza en el ser humano estoy dada de alta en Yik Yak para ver su evolución y lo que me puede aportar. Ya os contaré mi experiencia más adelante.

 

Amalia López Acera

Experta en comunicación, redes sociales y marca personal en las administraciones públicas.



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